
Entrevistas 2025, año de celebración de nuestro 10 aniversario como asociación en Cataluña.
El próximo 8 de septiembre, se inicia el nuevo curso escolar.
Para muchas criaturas, éste será un momento especial: algunos empezarán una nueva etapa en infantil, con los primeros días de descubrimiento y adaptación a la escuela. Otros darán el paso a primaria, asumiendo nuevos retos y responsabilidades. Mientras, la adolescencia traerá cambios importantes con la llegada a la secundaria, un período clave en el crecimiento personal y académico de los jóvenes.
Estas etapas educativas son momentos vitales de las infancias y adolescencias trans*, por eso queremos hablar con Marta Ordóñez Castellnou (ella), madre de dos adolescentes de 13 y 16 años y maestra de vocación. Vinculada a la asociación Veus Trans* desde hace una década y comprometida con la lucha por los derechos de las personas trans*, para conocer de primera mano en qué situación se encuentran los centros educativos en Cataluña y qué herramientas existen y cómo desplegarlas para que las escuelas e institutos sean espacios seguros para toda la infancia y adolescencia Trans*.

"No tenía suficiente con acompañar y entender el proceso de mi criatura; quería aportar mi experiencia a la asociación, especialmente en el ámbito educativo."
Formas parte de la junta hace años, ¿verdad? ¿Qué te llevó a dar ese paso adelante en el activismo?
Sí, llevo años formando parte de la junta. Quise entrar enseguida, sobre todo para aprender y, más adelante, para poder participar de forma más activa. No tenía suficiente con acompañar y entender el proceso de mi criatura; quería aportar mi experiencia a la asociación, especialmente en el ámbito educativo.
Quiero remarcar que somos un equipo de voluntarias que, aunque no podemos participar siempre con la misma intensidad, nos apoyamos como una familia. La complicidad, la confianza y el compromiso que compartimos hacen que, pase lo que pase, el trabajo salga y la asociación siga adelante. Es un orgullo poder formar parte.
¿En ese momento había muchas carencias a nivel legislativo en el reconocimiento de la identidad de las personas menores trans*? ¿Qué se encontraba en su día a día y en el de los sus hijos?
Había un vacío legal muy grande a todos los niveles. Apenas empezaban a moverse algunas cosas, pero prácticamente no había nada legislado, sobre todo en lo que se refiere a menores. Para realizar cualquier trámite donde fuera necesario mostrar el DNI, o donde entraran en juego el género o el nombre de nuestres hijes, a menudo teníamos que dar muchas explicaciones y justificar situaciones que, muchas veces, resultaban denigrantes para las criaturas.
Dependías, literalmente, de la persona que tenías al otro lado de la ventanilla para conseguir cosas tan básicas como que llamaran a tu hija por su nombre sentido en la consulta del médico. En las escuelas tampoco sabían cómo actuar: no había directrices claras por parte de Educación, y los documentos oficiales no reconocían el nombre sentido. Por lo general, los profesionales actuaban desde el desconocimiento o desde el miedo.
Poco a poco, y gracias sobre todo a toda la lucha que ya llevaban haciendo muchas personas trans* durante muchos años, se fueron consiguiendo derechos.
Como docente, has podido detectar en primera persona la evolución de ir implementando protocolos, leyes… ¿Crees que son suficientes?
Se ha avanzado mucho, y es importante reconocerlo. Ahora hay protocolos, guías, leyes y directrices que antes no existían, lo que representa un paso adelante muy necesario. Pero todavía no es suficiente. El hecho de que haya una ley no quiere decir que ésta se cumpla de forma efectiva ni que llegue con la fuerza y el apoyo necesario.
Una de las grandes carencias es la formación del profesorado: no se trata sólo de conocer los protocolos, sino de entender las realidades diversas del alumnado y actuar desde el respeto y el cuidado. Y también la formación del alumnado: es necesaria una educación sexual y afectiva desde las primeras edades, continuada, transversal y obligatoria en todos los niveles del sistema educativo.
Esto requiere docentes con mucha formación… es un pez que se muerde la cola. Y aquí es donde entra en juego la voluntad política: para desplegar estas normativas son necesarios recursos concretos -personal de apoyo, equipos de asesoramiento, materiales adaptados, acompañamiento a las familias, seguimiento por parte de inspección-. Si no, la responsabilidad recae exclusivamente en los centros y, a menudo, en docentes individuales (¡muy motivados!) que lo hacen desde el compromiso personal, pero sin herramientas ni apoyo institucional.
La normativa, por sí sola, no transforma: sólo es el punto de partida. El cambio real pasa por una implicación colectiva y valiente que ponga en el centro los derechos de todas las criaturas, sin excepciones.
"Una de las grandes carencias es la formación del profesorado: no se trata sólo de conocer los protocolos, sino de entender las realidades diversas del alumnado y actuar desde el respeto y el cuidado."
Con el inicio de este nuevo curso escolar, ¿qué balance harías mirando atrás?
Es un balance agridulce. Se han dado pasos adelante importantes, pero también hemos vivido retrocesos y momentos de gran dureza, sobre todo con los discursos de odio que han crecido en los últimos años. Sin embargo, ver cómo nuestras infancias pueden vivir con más libertad que hace una década es esperanzador.
¿Qué necesitamos todavía para mejorar en el entorno educativo para que los centros sean espacios seguros y diversos?
Hay que pasar de la teoría a la práctica. No es suficiente con protocolos colgados en la web del centro: es necesaria una apuesta clara por una educación afectivosexual inclusiva, materiales adaptados, formación continuada y una mirada activa hacia la diversidad como riqueza.
Hay que trabajar duro en las aulas, pero es tarea de toda la sociedad. La responsabilidad no debe recaer únicamente sobre la escuela. El entorno familiar, el deporte, el súper, el parque, las redes… deberían ser espacios seguros. Erradicar la LGTIfobia es responsabilidad colectiva. Se debe implicar a toda la comunidad educativa y no dejar solos a los equipos docentes.
Los datos de acoso por LGBTIfobia en las aulas son una alerta. ¿Crees que hay herramientas suficientes para hacerle frente? ¿En qué estamos fallando?
Existen herramientas, pero no siempre se utilizan. Estamos fallando en la prevención: a menudo se reacciona cuando el caso es ya grave. Es necesario actuar desde las primeras etapas. En la guardería, por ejemplo, ya se observan conductas aprendidas de lo que se supone ser “niño” o “niña”. A través del juego, las criaturas deberían poder descubrir el mundo que las rodea libres de estereotipos… pero no es así.
La información y los inputs que recibimos desde el momento del nacimiento (¡incluso antes!) son muy potentes. Romper con esto es una tarea titánica… ¡pero aquí estamos! Si lo conseguimos, después será más sencillo que no se señale con el dedo a quien es distinto.
Siguen habiendo casos en los que la LGBTIfobia acaba matando. A menudo tengo presentes casos como Ekai o Alan, entre otros. Que no se vuelvan a repetir estas situaciones es uno de mis motores.
Si en la escuela se trabaja la diversidad y se visibilizan referentes LGTBI, se podría trabajar de forma preventiva y dignificar al colectivo, ¿no crees?
Totalmente. Cuando una criatura ve que existe, que hay otras como ella y que puede hablarse con respeto, esto tiene un impacto brutal. Visibilizar a referentes LGTBI en las aulas no sólo previene el odio, sino que salva vidas.
Y no sólo en las escuelas: es necesario que nuestra infancia tenga referentes allá donde vaya. No me canso de agradecer a las personas trans*adultas su lucha. Ellas también han sido menores y no tenían el apoyo del que, por suerte, ahora disfrutan nuestras criaturas. Ellas nos han hecho el camino un poco más llano, pues les ha tocado picar la piedra más dura. Estas personas, ahora adultas, son las referentes de nuestras criaturas y es necesario que cada vez ocupen más lugares públicos (las dificultades que tienen en el ámbito laboral sería otro tema a abordar).
¿Qué función ha tenido la asociación en todos estos años en el ámbito educativo?
La asociación ha sido una aliada clave para los centros: hemos ofrecido formación, hemos hecho incidencia, hemos ayudado a familias y hemos trabajado codo con codo con la administración para impulsar cambios reales.
Se ha elaborado una guía para el profesorado (que justo ahora mismo estamos actualizando y adecuando a las directrices del nuevo decreto), hemos realizado recopilaciones de cuentos y libros, y hay recursos en la web.
Como asociación con menores, es nuestro deber y prioridad poder trabajar conjuntamente con el Departamento de Educación para aportar nuestra experiencia y trasladar las necesidades de nuestros niños. Y en eso estamos.
"Visibilizar referentes LGTBIQ+ en las aulas no sólo previene el odio, sino que salva vidas."
¿Qué ha supuesto para vosotros y su familia formar parte de la asociación?
Fue un antes y un después. Nos ha dado fuerza, conocimiento y red. Hemos aprendido muchísimo y, sobre todo, nos hemos sentido acompañadas. Es una segunda familia.
Ha sido una suerte. La llegada de nuestra hija nos ha transformado. Nos ha hecho y nos hace mejores personas. No dejamos de aprender constantemente. La palabra «orgullo» ha tomado todo su significado.
Teniendo en cuenta el punto en el que nos encontramos actualmente con las leyes estatales y autonómicas, y viendo el momento político, ¿cómo ves el futuro en materia de derechos para las personas LGTBI?
Estamos en un momento de riesgo. Se ha avanzado mucho, pero hay fuerzas que quieren dar marcha atrás, con un discurso basado en el odio y la ignorancia. No debemos permitir que estos discursos poco fundamentados ganen a la razón y al conocimiento.
Es necesario defender cada derecho conquistado y seguir avanzando. El futuro dependerá de nuestro compromiso colectivo y de no bajar la voz.
Y por último, ¿qué consejo le darías a las familias de menores trans?
Que escuchen, que validen y que quieran sin condiciones. Que busquen apoyo, que no tengan miedo a preguntar y que sepan que no están solas. El amor y la aceptación familiar son la mejor protección que una criatura puede tener.
Muchas gracias Marta por charlar con nosotros sobre un tema de vital importancia para las familias, que seguramente en este momento ya están preparando todo lo necesario para este nuevo curso escolar y desde Veus Trans* nos ponemos a su disposición para resolver cualquier duda o informar al respecto.
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